Para comenzar, me gustaría decir que para mí, a veces la propia palabra “institución” ya me parece que de por sí, deshumaniza completamente el sentido que el arte tiene, en especial de la danza; posiblemente por mi trayectoria educativa y artística donde tantas veces se me intentó medir por unos patrones que estaban claros que no eran los míos e imponer unas ideas de las que nunca quise formar parte. Sea como sea, a día de hoy, conseguí escapar de todo eso y quizás por eso hoy estoy aquí sentado.

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Durante mi investigación doctoral, fue abrumador ver lo anticuadas que están la mayoría de instituciones públicas que en mi país, España, se supone que son las responsables de desarrollar la vida cultural: conservatorios con planes de estudios basados en danza clásicas y pruebas de acceso imposibles para personas con diversidad,  organismos “educativos en danza” que sólo buscan la promoción de artistas ya consagrados, festivales no accesibles donde lxs artistas y compañías con diversidad apenas tienen espacio… Sin embargo, un rayo de luz abre tanta oscuridad cuando veo que existen instituciones, como en la que me desarrollo desde hace seis años, la Fundación Psico Ballet Maite León, donde el valor del arte y la cultura está más allá de simples espectáculos: lo importante es que toda la comunidad pueda disfrutar del arte, entrar en contacto con él y sobre todo, que las instituciones favorezcan esa accesibilidad y permitan a toda la sociedad desarrollarse gracias a las mismas.

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Me quedo con un concepto muy importante: la longevidad. A veces, se crean iniciativas fantásticas por parte de instituciones que, al no tener un apoyo gubernamental, se quedan en un hecho aislado, como una semilla que se lleva el viento cuando podría florecer y creo que es fundamental hacer partícipe del arte inclusivo no sólo a las instituciones especializadas en este campo; como bien destacaba Victor y yo también lo hice en mi tesis doctoral, el derecho al disfrute de la cultura es un derecho y por tanto, todxs debemos tener las mismas oportunidades y en caso contrario, reclamar que ese derecho sea posible. Destaco también la palabra empoderar, la cual creo que es fundamental para conseguir que los estigmas hacia la diversidad se desvanezcan, puesto que creo que alzar la voz de artistas y ponerlxs realmente como lxs directorxs de sus propios proyectos, les hará demostrar la teoría con la práctica y hacer ver a la sociedad que la diversidad es necesario y sobre todo, positiva, puesto que todxs somos diferentes.

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Por último, decir que creo que es necesario seguir creando festivales para empoderar a estxs artistas y compañás, pero que igual de importar es no perder el objetivo en que si queremos que el arte inclusivo sea visto como un arte sin estigmas, debería conseguir entrar en los circuitos ordinarios y por otro lado, esto me abre una pregunta personal: ¿estamos presenciando un movimiento artístico completamente nuevo e independiente? ¿por qué es necesario “normalizar” este arte, no sería más interesante defender la creación de un movimiento nuevo y libre que, dentro de años, se estudiará como un movimiento artístico como pudieron ser las vanguardias en Europa?

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Por el momento, es demasiado pronto para poder responder a esta pregunta pero si algo creo que no debemos perder de vista todxs lxs profesionales que nos dedicamos a este campo, es la necesidad de seguir no luchando por romper las barreras y estigmas que todavía sobre la diversidad, también es fundamental argumentar a través de discursos artísticos que hablen por sí solos, la veracidad y autenticidad que tienen cada una de las obras creadas por lxs artistas diversos y sobre todo, seguir remando hacia la misma dirección para conseguir empoderar a estxs artistas y que puedan desarrollarse libremente y sin prejuicios a través del arte. Lo que está claro es que gracias a las instituciones, estos conceptos están siendo, quizás no con la rapidez que nos gustaría, los promotores de un nuevo movimiento ideológico y cultural que seguramente, dentro de no tantos años, conseguirá crear nuevos conceptos de arte y romper la barrera que todavía existe con aquellos “circuitos ordinarios” donde las compañías y artistas diversxs todavía encuentran barreras de acceso cuando por fin se evidencie, que el arte inclusivo es necesario para entender el concepto de arte en nuestra actualidad.